
La idoneidad del basalto como agregado se debe a su composición mineral, principalmente feldespato plagioclasa y piroxeno, lo que le confiere alta resistencia a la compresión (típicamente 100-300 MPa) y baja porosidad. Estas propiedades lo hacen ideal para aplicaciones estructurales en concreto y asfalto, donde mejora la integridad y durabilidad de la estructura.
Los agregados deben cumplir criterios rigurosos para garantizar la trabajabilidad, resistencia y durabilidad de la mezcla. Los principales indicadores incluyen índice de forma, planicidad, gradación y limpieza, cada uno influyendo en el comportamiento final del producto bajo esfuerzo, tráfico o exposición ambiental.
La forma de las partículas afecta la densidad de empaque, la relación de vacíos y el espesor de la película de asfalto. Un bajo índice de planicidad (FI), el porcentaje de partículas que pasan a través de un medidor de espesor, es crítico; se prefieren valores por debajo de 25-35% para asfalto, para minimizar la formación de huellas y mejorar la compactación.
Se refiere a la distribución del tamaño de las partículas, que debe ajustarse a curvas continuas o interrumpidas para un óptimo entrelazado. Para concreto, los agregados gruesos (4.75-40 mm) no deben tener más del 5% que pase el tamiz de 4.75 mm, mientras que los agregados finos (0-4.75 mm) requieren un módulo de finura de 2.3-3.1. En asfalto, una gradación más cerrada previene la segregación y asegura una distribución uniforme del ligante.
Libre de materiales nocivos como arcilla, limo o materia orgánica, los agregados de basalto deben presentar baja absorción de agua (<2%) y bajo contenido de finos (<3% para asfalto). Una alta absorción aumenta la demanda de agua de la mezcla, aumentando el riesgo de fisuras por contracción, mientras que los finos debilitan la adherencia.
El basalto destaca en este aspecto, superando frecuentemente a la piedra caliza en resistencia a la abrasión, lo que lo convierte en una opción ideal para carreteras de alto tráfico.
El objetivo es transformar la roca extraída de la cantera (hasta 1 m) en productos que cumplan con las especificaciones, minimizando el consumo de energía y la generación de polvo. Un flujo en circuito cerrado, integrando alimentadores, trituradoras, cribas y transportadores, suele lograr un rendimiento del 80-90%.
El basalto crudo se alimenta mediante un alimentador vibratorio (p. ej., capacidad 200-500 tph) para regular el flujo y eliminar finos/suelo, evitando obstrucciones. La trituración primaria emplea una trituradora de mandíbula, donde una mandíbula fija y otra móvil comprimen la roca a 150-300 mm. Con una abertura de alimentación de 800-1200 mm, maneja 500-1000 tph a 0.5-1 kWh/ton.
El material de la criba primaria pasa a una trituradora cónica para reducción por compresión a 40-80 mm. El rendimiento alcanza 200-400 tph, aunque las trituradoras de impacto pueden sustituir para operaciones con presupuesto limitado, sacrificando forma a cambio de mayor generación de finos.
Para agregados finos (0-10 mm), una trituradora de impacto de eje vertical (VSI) o un fabricador de arena tritura autógenamente mediante colisiones partícula a partícula. La VSI logra 50-150 tph, ideal para arena manufacturada con alta esfericidad.
Cribas vibratorias de varias capas clasifican la salida en fracciones como 0-5 mm, 5-20 mm y 20-40 mm. Los bucles de circuito cerrado, mediante transportadores, retornan los rechazos a las trituradoras, controlando la gradación dentro de ±5%.
El auge de la construcción en México, impulsado por proyectos como el Tren Maya, depende del procesamiento local de basalto, pero los diseños deben alinearse con normas nacionales e internacionales.
Las normas mexicanas, reguladas para carreteras, enfatizan pruebas basadas en desempeño. Normas clave incluyen:
Cubre agregados gruesos y finos. Requisitos: Gradación según la Tabla 1 (p. ej., 95-100% retenido en 4.75 mm para tamaño nominal 9.5 mm); planicidad <25%; abrasión (NMX-C-213) <50%.
Se enfocan en capas no ligadas. Gradación: Continua, con 100% pasando 50 mm, 0-10% pasando 0.075 mm.
Gradación similar (p. ej., 90-100% pasando 37.5 mm para tamaño máximo 25 mm), absorción <1.5-2.5%, pero más estricta en sílice reactiva. Las normas mexicanas son más permisivas con finos, adecuadas para rocas volcánicas locales como el basalto.
Incorporar precribado para polvo volcánico y VSI para formas cúbicas que cumplan límites de planicidad. Los circuitos cerrados reducen en 20% la energía de recirculación, vital en sitios remotos.
Inspirada en operaciones del centro de México (p. ej., cerca de Guadalajara), se considera una planta generalizada de 100 tph procesando basalto para proyectos regionales de concreto y carreteras.
Entrada: Explosiones en cantera generan <800 mm run-of-mine (ROM) a 120 tph pico, con 10% de material de desecho removido mediante alimentador grizzly.
Productos Finales: Tres fracciones—arena 0-10 mm (30% rendimiento para finos de concreto), 10-25 mm (40% para asfalto), 20-40 mm (30% para capas base).
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